«Una madre da todo por su hijo»
Antonio y María José confiaron en todo momento que su hija iba a salir adelante./R. DÍAZ
María, aunque parezca un tópico, le debe la vida a su madre. Cuando a las 21 semanas de gestación, las ecografías y radiaciones magnéticas detectaron que su bebé padecía de espina bífida y estaba condenado a vivir para siempre dependiente de otra persona, María José no se lo pensó dos veces. Si existía una mínima posibilidad de que su hija saliese adelante, no iba a ser ella la que se la negase.
«Me plantearon abortar pero lo descarte inmediatamente, porque soy católica», comentó María José entre lágrimas ayer, cuando tan sólo 36 horas después de dar a luz mediante cesárea a su primera hija -tiene otro niño de 20 meses- sacó fuerzas para atender a una decena de periodistas. La historia lo merecía.
La madre, una malagueña de 36 años fue a Madrid y después a Sevilla en búsqueda de una segunda opinión médica. El equipo que la ha atendido, del que María José ha destacado sobre todo su calidad humana, no le ocultó en ningún momento los riesgos que conllevaba la operación. «Es duro pero se lo ofrecí todo a Dios y con su ayuda ha nacido. Hemos rezado mucho, yo me encomendé a San José María Escrivá de Balaguer». La valentía de los padres y quince profesionales del Virgen del Rocío pusieron el resto.
A pesar de que es la primera vez que se realiza este tipo de operación en Europa, tanto María José como su marido, Antonio, se lo plantearon de forma positiva, «seguros de que todo iba a salir bien». Hace más de un mes que abandonaron su casa de Málaga -en donde sigue Álvaro, su otro hijo- para que María José descansase y estuviese controlada por sus médicos. «Me he pasado todo el tiempo en reposo, levantándome tarde y escuchando música», declaró la feliz madre, que tan sólo ha visto a su hija un rato tras el parto. «En tres días recibiré el alta y retomaremos nuestra vida normal», comentó.
Aunque reste importancia a su decisión, ya que para ella es algo normal que una madre lo dé «todo» por su hijo, la malagueña es consciente de que ha abierto camino para otros padres que se encuentren en una situación parecida.
«No me importó ser el conejillo de indias, he confiado mucho. Además alguien tiene que ser el primero. Los padres van a abortar corriendo cuando les comunican un diagnóstico como el mío, pero yo he querido demostrar que todo merece la pena y que hay que seguir adelante». Todo un ejemplo, envuelto en una decisión madurada en un fin de semana: «Sabíamos la repercusión que podría tener la operación y que serviría para ayudar a más familias».
Mientras tanto, María duerme tranquila en su incubadora, ajena a toda la marabunta que ha suscitado su nacimiento. Su padre comentaba a los medios que no ha querido cogerla por miedo a desgarrarle los puntos y que ha tolerado todo lo que ha ingestado hasta ahora. Aunque lo más importante, a pesar de la cautela que exige este tipo de casos, es que el bebé mueve sus piernas. «Incluso ha abierto un ojito. Estoy muy satisfecho, pero hasta que no empiece a caminar no podemos ver los resultados», resaltó el orgulloso padre.
Por ahora la pareja no ha sido capaz de sacarle el parecido a la niña debido a que permanece todo el rato boca abajo para que sanen los puntos, aunque Antonio tampoco parece estar por la labor. «Yo soy muy malo para sacar parecido, además eso lo suelen ver las personas de fuera». Lo que sí está claro es el origen del bebé: «la niña es sevillana cien por cien», resaltó la madre.
María, cuyo nombre se debe a la devoción de su madre por la Virgen, recibe hoy la visita de su hermano Álvaro. Por su parte, María José espera sentirse mejor en las próximas horas para cruzar el hospital y sostener en brazos de nuevo a su hija. Dentro de dos o tres semanas se la podrá llevar a su hogar malagueño, donde la espera una familia pletórica.
El arrojo de su madre la ha librado de una vida llena de obstáculos y limitaciones. «¿Un milagro?», se le preguntó. «No lo sé, pero Dios me ha ayudado muchísimo, él me ha dado una fuerza enorme. Ojalá haya más niños que tengan la oportunidad de vivir».
Publicado en ABC de Sevilla
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